Permiso de residencia en España

Residencia en España
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Permiso de residencia en España . Otro trámite más. Aunque, en realidad, éste, lo encontraba lógico. A través de la televisión, había visto las historias de otros que habían emigrado mucho antes que ella, y sabía, que si la vida era difícil, mucho más, si no tenía el permiso de residencia. Marbelys sí que está enterada, de que , por su situación, en principio, sería el permiso temporal, esperando que con el tiempo, se le conceda el definitivo.

Marbelys siempre había sido una persona muy ordenada y prudente. Por eso, cuando un conocido le propuso emigrar a España, y posteriormente, quedarse de manera irregular, había dicho que no. Prefirió esperar, y hacer todo correctamente. Consiguió su autorización, y una vez lo tuvo, pidió el visado para poder entrar en España .

Permiso de residencia en España para extranjeros no comunitarios

Por su condición de venezolana, Marbelys tenía que solicitar el permiso de residencia en España para extranjeros no comunitarios . Con el permiso temporal, podría permanecer por un espacio de tiempo superior a los 90 días, e inferior a cinco años. La autorización temporal, no conllevaba la autorización para trabajar, pero eso, no era un problema. Las cosas en Venezuela, le habían rodado excepcionalmente bien, hasta los últimos años, en los que la situación, era insostenible. Tenía suficientes ahorros, y podía demostrar, que poseía suficiente cantidad de dinero, como para poder sostenerse económicamente.

Aunque su situación económica, es desahogada, sabe, perfectamente, que eso no durará para siempre. Hasta que consiga la residencia definitiva, pueden pasar cinco años. Es tiempo, más que suficiente, para poder estudiar el mercado, y emprender un negocio por cuenta propia. Si las cosas no salen, como ella espera, siempre puede buscar trabajo, ya que, pasado ese tiempo, espera haber conseguido la residencia de larga duración, que además, autoriza a trabajar.

¿ Cómo obtener el permiso de residencia?

Cómo obtener un permiso de residencia en España era la pregunta que siempre le había rondado, cuando tomó la decisión de abandonar su país. Había leído mucho, y se había enterado de las diferentes posibilidades, y había unas cuantas :

Arraigo social, arraigo laboral y arraigo familiar

Las tres posibilidades que se le ofrecían, eran , básicamente, muy similares entre sí. Marbelys se había enfocado desde pequeña, en la empresa familiar, dejando en un segundo plano, su vida sentimental. No había tenido hijos, y su familia, llevaba muchos años establecida en Venezuela. Por ello, sabía que en su caso, no procedía el arraigo familiar. Para el arraigo social, necesitaba contar con una oferta de empleo, aunque no en todos los casos. Es un tipo de arraigo, que da derecho a trabajar, tanto por cuenta ajena, como por cuenta propia, que era lo que ella deseaba. Tendría que aportar un certificado de antecedentes penales, con una validez de seis meses, desde el momento en el que fue expedido. No tenía ningún problema, ya que, siempre había sido muy respetuosa con las leyes. Demostrar su permanencia en España, durante tres años seguidos, con el margen de una pequeña ausencia, de hasta 120 días, no sería problema.

Arraigo laboral

Le quedaba también la vía del arraigo laboral. En ella, no tendría que presentar oferta de empleo, ni suficiencia de medios económicos. No era un problema, pero, simplificaba las cosas. Como en el arraigo social, era necesario el certificado de antecedentes penales, pero, se pedía, una menor presencia en España. Solamente, dos años, en los que se podía una ausentar del territorio español, hasta 90 días.

Además, Marbelys tenía alguna posibilidad más. Todavía era joven, bien parecida,  y estaba soltera. Podría conocer a alguien, y , si esta persona, era española, o comunitaria, conseguir la Tarjeta de familiar de comunitario por cinco años con la que conseguiría estar en las mismas condiciones que las personas con nacionalidad española .

Para conseguirla, tendría o bien que casarse, o bien  formalizar su unión como  pareja de hecho. Era una decisión, que ahora, con más tiempo, quizás había llegado el momento de afrontar, y para la que se sentía preparada.